viernes, 15 de septiembre de 2017

Museo Diego Rivera Anahuacalli...¡El refugio de Diego!


En el museo Diego Rivera se puede sentir a México desde su génesis en cada uno de los rincones de aquella majestuosa construcción, desde la entrada imponente del juego de pelota hasta su maravillosa terraza en donde se puede apreciar a 180 grados el paisaje de la ciudad de México.

Autor: Ana Paola Camacho
La edificación es un recorrido que muestra en primera instancia el inframundo con detalles lúgubres y con una obscuridad que hace que el espectador inicie un viaje a través de las costumbres de la vida prehispánica. Se puede observar con detenimiento algunas piezas, propiedad del mismo Rivera, que muestran los diferentes  rostros de la antigüedad. Se decía que la intención de Diego Rivera al construir esta primera parte del museo era que la gente ahí presente sintiera que se adentraba al verdadero inframundo y ¡Vaya que lo logró!

Con hermosos ventanales que llenan de luz cada una de las salas se da la bienvenida a la vida terrenal. En este piso se puede ver muchas otras piezas que reflejan las etapas del hombre como su nacimiento y su muerte, además de diversas  figuras representativas  de los famosos sacrificios como regalo a los dioses. Además, son en estas salas en donde se muestra la vida cotidiana de los prehispánicos la cual es alternada con algunos fragmentos de la vida de Diego Rivera.

En el museo se resguardan objetos de cerámica como vasijas, platos, ollas, máscaras y candelabros y algunos objetos de madera. Es aquí en donde se encuentra una de las salas más sobresalientes, la sala de Teotihuacán. En este espacio se muestra la belleza del “Lugar de los dioses” con la fina cerámica anaranjado delgado, la cual era utilizada en distintas ceremonias.

Otra de las salas más importantes es la del dios Xochipilli, la deidad preferida de Diego Rivera por su significado relacionado con el arte y el renacer de la humanidad. Cabe mencionar que a lo largo de todo el museo se pueden ver pintadas dos serpientes entrelazadas representantes de la dualidad que se dice que existió en la vida del artista.

Autor: Ana Paola Camacho
El museo Diego Rivera Anahuacalli es un lugar excepcional para visitar ya sea con familia o con amigos, no sólo por las maravillosas y únicas piezas que ahí se encuentran sino también por su diseño y arquitectura inigualable que recrea la vida de nuestros antepasados. Este lugar fue proyectado por Rivera para albergar su colección de piezas de arte prehispánico, además buscaba hacer de él una Ciudad de las Artes en donde se integrara disciplinas como la danza, pintura, música, teatro, entre otras. Sin duda Diego Rivera no sólo era un pintor muralista, sino un aficionado orgulloso de su país que nos devolvió como él dice la herencia artística que de los ancestros pudo rescatar.


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