En el
museo Diego Rivera se puede sentir a México desde su génesis en cada uno de los
rincones de aquella majestuosa construcción, desde la entrada imponente del
juego de pelota hasta su maravillosa terraza en donde se puede apreciar a 180
grados el paisaje de la ciudad de México.
Autor: Ana Paola Camacho |
Con hermosos ventanales que llenan de luz cada una de las salas se da la
bienvenida a la vida terrenal. En este piso se puede ver muchas otras piezas
que reflejan las etapas del hombre como su nacimiento y su muerte, además de
diversas figuras representativas de los famosos sacrificios como regalo a los
dioses. Además, son en estas salas en donde se muestra la vida cotidiana de los
prehispánicos la cual es alternada con algunos fragmentos de la vida de Diego
Rivera.
En el museo se resguardan objetos de cerámica como vasijas, platos,
ollas, máscaras y candelabros y algunos objetos de madera. Es aquí en donde se
encuentra una de las salas más sobresalientes, la sala de Teotihuacán. En este
espacio se muestra la belleza del “Lugar de los dioses” con la fina cerámica
anaranjado delgado, la cual era utilizada en distintas ceremonias.
Otra de las salas más importantes es la del dios Xochipilli, la deidad
preferida de Diego Rivera por su significado relacionado con el arte y el
renacer de la humanidad. Cabe mencionar que a lo largo de todo el museo se
pueden ver pintadas dos serpientes entrelazadas representantes de la dualidad
que se dice que existió en la vida del artista.
Autor: Ana Paola Camacho |
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