Fuente: sandos.com |
"Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida"
- Mario Benedetti
Al
ser considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la
UNESCO, la celebración del Día de Muertos se convierte cada año en un emblema
nacional ante las ventanas d el mundo.
Con bombo
y platillo las fiestas tradicionales abrieron su paso como todos los años demostrando
la riqueza cultural de nuestro México, pero esta vez fue diferente, esta vez
las catrinas se vistieron con las mejores prendas que pudieron encontrar, las flores
de cempasúchil despertaron un aroma mucho más peculiar que antes, el pan de
muerto, por su parte, multiplicó su sabor y olor con un toque especial, las
ofrendas pintaron sus regazos con colores brillantes y qué decir de los
muertos, aquellos que vinieron de la vida eterna, regresaron más entusiastas
que nunca, bailando y cantando, pero sobre todo aplaudiendo de pie a todos
aquellos que se quedaron aquí, en “la vida” levantando de las ruinas a su
México lindo y querido…
Este
año, se dijo que en las celebraciones se haría homenaje especial a los
fallecidos del 19 de septiembre, pero sucedió lo contrario, nuestros muertos
despertaron, saliendo de sus adornadas y a penas iluminadas tumbas para agradecer
y homenajear de pie a aquellos que viven en este mundo al que mucho osados
llaman con ligereza “la vida”. Los difuntos arribaron con alegría para hacer de
la fiesta un momento único cargado de un profundo nacionalismo.
El 1
y 2 de noviembre del 2017, se vivieron con un sabor diferente, no sólo en
México sino en el mundo entero, diversos países alzaron la voz para dar la bienvenida
a estas festividades mientras que en nuestro país, adultos y niños salían a las
calles con mayor ilusión para asistir a los diferentes eventos. Desde paseos nocturnos
en bicicleta hasta la famosa procesión de catrinas en donde cientos de familias
bailaron al compás de las canciones tradicionales, siempre con una sonrisa en
el rostro, una sonrisa simplemente diferente.
Fuente:candidman |
Además
de los ya conocidos eventos, la fusión de las artes no podía quedarse atrás así
que la gastronomía se hizo presente en la Feria del Pan de Muerto y del Chocolate
en donde participaron 40 panaderos, claro, esta vez alardeando de lo admirable
que resultan ser nuestras piezas gastronómicas.
Mientras
que miles de personas saboreaban el pan de muerto, en el Museo Dolores Olmedo
se exponían aquellos filmes fantásticos que han vivido siempre en el imaginario
mexicano, tales como Santo contra las momias de Guanajuato, El vampiro,
Macario, etc. todos éstos acompañados de
bellísimos altares temáticos con colores que relucían como nunca.
Durante
las noches, en compañía de una catrina a bordo, se recorrían los lugares más
emblemáticos de México relatando las leyendas más interesantes y
representativas de la CDMX, mismas que dibujaban en las personas gestos de
sorpresa y profunda alegría.
Éstos
y muchos otros eventos dieron lugar al Día de Muertos, pero como pudieron observar,
este año tuvo tintes, colores y sabores diferentes, este año los fieles
difuntos nos recordaron lo fugaz de la vida y nosotros les recordamos a ellos la
fortaleza que vive en nosotros.
Ahora,
pueden irse tranquilos, nosotros estamos aquí.